A continuación, te indicamos una serie de técnicas y trucos que puedes aprender para mejorar tu conducción si nos encontramos con una placa de hielo en la calzada:

Conduce con suavidad. Reduce la velocidad antes de llegar hasta la placa de hielo, trata de conducir sobre el hielo con mucho tacto, olvídate de los frenos y usa el volante solo si en necesario. Al conducir sobre hielo, el coche pasará como si flotara pero no habrá más complicación.

Bombea los frenos. Si sientes que tu coche comienza a deslizarse en el hielo no pises nunca los frenos fuertemente, ya que los obstruyes y deslizas aún más. En lugar de eso, pisa suavemente el pedal de los frenos para disminuir la velocidad, de esta forma tendrás más control sobre el vehículo.

Acelera suavemente. Al conducir con hielo o nieve, los neumáticos necesitan más tiempo para adherirse a la carretera y conseguir un agarre. Si aceleras rápidamente los neumáticos girarán y podrás perder el control de tu coche. Acelera muy lentamente para que los neumáticos tengan una buena tracción, en caso contrario, desacelera y repite el paso hasta que los neumáticos se aferren al asfalto.

Sé suave con el volante. Si el vehículo se desliza, tranquilo, no gires bruscamente hacia otra dirección, retira el pie del acelerador, permite que los neumáticos recuperan la tracción y el coche recuperará su dirección automáticamente. La mayoría de los coches actuales disponen del ESP o control electrónico de estabilidad, el cual hace que el vehículo se mantenga en la trayectoria marcada por el conductor con el volante. Esta técnica también es muy útil para evitar el “aquaplaning” cuando conducimos con lluvia.

 

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